El impacto del COVID-19 en el sector MICE
El sector de los eventos corporativos y del turismo MICE (Meetings, Incentives, Conferences & Exhibitions) vivió una transformación radical a raíz de la pandemia. Durante meses, la única forma de mantener la comunicación fue a través de lo digital: webinars, plataformas de streaming, reuniones virtuales… Lo urgente era mantener el contacto, aunque se perdiera el calor humano y la magia del encuentro presencial.
Cuando el sector volvió a respirar, muchos pensaron que bastaba con recuperar la logística de siempre: alquilar espacios, contratar proveedores, montar escenarios y poner en marcha de nuevo la maquinaria de producción. Sin embargo, algo había cambiado de manera irreversible: las personas habían cambiado.
Lo que buscan ahora las empresas
Las compañías entendieron que reunir a su gente o a sus clientes no es un gasto, sino una inversión estratégica. Pero ya no quieren eventos impersonales, donde todo está técnicamente correcto pero falta alma.
Hoy, las empresas buscan:
Eventos más humanos y participativos, donde los asistentes sientan que forman parte de algo.
Experiencias memorables que conecten con los valores de la marca.
Creatividad real más allá del “café para todos”.
Resultados emocionales que se traduzcan en motivación, orgullo de pertenencia o fidelización.
En otras palabras: los eventos corporativos post-COVID deben emocionar para transformar.
El error de muchas agencias de eventos
La realidad es que una gran parte de las agencias de eventos han tomado un camino equivocado. Han optado por convertirse en meros proveedores de servicios, más pendientes de listas de precios y de producción que de ideas, narrativa y estrategia.
Se ejecuta lo que pide el cliente al pie de la letra, sin cuestionar si esa es realmente la mejor forma de lograr el objetivo. El resultado: eventos fríos, impecables en logística pero carentes de impacto emocional.
Un evento así puede estar “bien hecho”, pero no genera recuerdos, no fortalece vínculos, no inspira. Y, en un mundo donde la experiencia del empleado y del cliente son la clave, eso significa perder la oportunidad de crear valor real.
El mundo después del COVID es más emocional
La pandemia nos recordó que lo que de verdad echamos de menos no son los objetos ni los procesos, sino las personas y los momentos compartidos. Eso ha cambiado las expectativas en todos los ámbitos, incluido el corporativo.
Un evento emocional es aquel que logra que el asistente se sienta parte de algo más grande, que toque fibras sensibles y que deje una huella. No se trata solo de producir, sino de conectar.
Por eso, las compañías que entienden la nueva era de los eventos ya no buscan únicamente un proveedor logístico, sino un partner creativo y estratégico.
Del briefing a la experiencia: pensar como el cliente (y más allá)
En Bacus Events llevamos más de 30 años escuchando briefings de todo tipo. Y nuestra experiencia nos dice algo muy claro:
El cliente rara vez sabe expresar exactamente lo que necesita.
Lo que pide en un briefing es solo la punta del iceberg. Detrás hay una motivación real: transmitir orgullo, motivar a un equipo, celebrar un hito, impresionar a los clientes o reforzar la cultura corporativa.
La diferencia entre una agencia de eventos que produce y una agencia de eventos que crea experiencias está en leer entre líneas. En no limitarse a “cumplir con lo pedido”, sino en diseñar lo que de verdad hará que el evento cumpla su propósito.
¿Qué significa hacer eventos más emocionales?
Contar una historia: cada evento debe tener un relato que guíe la experiencia, desde la invitación hasta el recuerdo final.
Diseñar experiencias inmersivas: que hagan que los asistentes vivan en primera persona la emoción de la marca.
Cuidar los pequeños detalles: porque lo que emociona muchas veces no es el gran show, sino un gesto cercano.
Innovar con propósito: usar tecnología, escenografía o creatividad solo cuando suman al mensaje, no como adorno vacío.
Medir emociones, no solo cifras: el éxito ya no se mide únicamente en asistentes o presupuesto, sino en impacto emocional.
Barcelona como epicentro de los eventos corporativos
El papel de Barcelona como ciudad de eventos es fundamental en esta transformación. La capital catalana es uno de los destinos MICE más potentes de Europa, y las empresas que vienen aquí no solo buscan espacios o logística. Buscan vivir Barcelona a través de experiencias auténticas, humanas y diferentes.
Una agencia de eventos en Barcelona con visión emocional tiene la oportunidad de convertir cada congreso, incentivo o convención en un recuerdo inolvidable para los asistentes.
La misión de Bacus Events
En Bacus Events creemos firmemente en esta nueva era:
No producimos eventos fríos, diseñamos experiencias que emocionan.
No somos proveedores, somos aliados creativos y estratégicos de cada cliente.
No repetimos fórmulas, adaptamos cada concepto a lo que la empresa realmente necesita lograr.
Por eso, cuando una compañía confía en nosotros, no se lleva solo un evento bien producido: se lleva una herramienta de comunicación emocional que inspira, conecta y transforma.
Conclusión: el futuro del sector
El sector eventos post-COVID ha dejado claro que las fórmulas de siempre ya no sirven. El público demanda conexión, creatividad y emoción. Y las empresas necesitan partners que entiendan que su inversión en eventos debe convertirse en experiencias transformadoras.
El futuro no será de las agencias que gestionan proveedores, sino de aquellas que sepan ponerse en la piel del cliente, comprender sus objetivos reales y diseñar experiencias que los superen.
En definitiva, la pregunta que toda compañía debería hacerse hoy no es “qué quiero hacer en mi próximo evento”, sino “qué quiero que sientan y recuerden mis asistentes”.
En Bacus Events llevamos más de tres décadas respondiendo a esa pregunta con la misma convicción:
Crear eventos más humanos, más inspiradores y más emocionales.